Si lees este artículo lo más seguro es que seas uno de estos dos tipos de persona.

– La que ha escuchado algo sobre calzado minimalista y está buscando información sobre el tema.

– La que lleva tiempo usando ese calzado.

Si eres del primer grupo ya puedes estar comprándote un par.

Tu cuerpo entero te lo va a agradecer.

Si eres del segundo grupo, te animo a que te replantees lo que vamos a tratar aquí.

Puede que ya lo hayas hecho antes.

En ese caso, nunca está mal repasar conceptos.

Pongamos que ya te has comprado unas zapatillas minimalistas.

Tus pies ya se están beneficiando de estar más anchos.

No están en esa posición extraña con el talón elevado.

Tienen libertad para moverse.

Pero para eso hace falta movimiento y…

¿de verdad se mueven?

Si eres como la mayoría de personas, hay algo que seguramente haces.

Pasar mucho tiempo sentad@.

Esto es: mucho tiempo con los pies inmóviles.

Sin trabajar.

Sin carga.

Puedes tener las mejores zapatillas minimalistas.

Aquellas que confieren libertad a tus pies.

Si no los mueves no estarás cosechando todos los beneficios del descalcismo.

Cuando estás sentad@, tus pies no están trabajando.

Será como comprarte unas mancuernas para entrenar y guardarlas en el armario.

Un primer paso hacia la mejora.

Pero sin movimiento no hay libertad real.

Mueve los pies.

Es el siguiente paso (nunca mejor dicho).

No hace falta entrenar para moverlos.

Ni siquiera hace falta caminar.

Para darles movimiento a los pies basta con cargarlos con tu propio peso.

Y en una silla o en el sofá no están muy cargados que digamos.

Simplemente ponte de pie.

En esa posición tus pies ya están trabajando.

Si vas descalz@ o con calzado minimalista, tus pies harán su función.

Las estructuras del pie se forman con carga.

Igual que un puente en arco.

Si no hay peso encima, la estructura es más débil.

Lo mismo pasa con los arcos del pie.

Les pones una carga y los tejidos trabajan para crear la estructura necesaria.

Sin necesidad de soportes externos.

Los soportes y la falta de carga debilitan esa estructura.

¿Qué te propongo?

Una cosa que puede que ya estés haciendo (te recuerdo que no soy adivino).

Hacer de pie cosas que haces sentad@.

Las que se puedan, claro.

No te voy a pedir que conduzcas un coche de pie.

Pero mirar la tele o tomarte un café puedes hacerlo de pie.

Esperar el transporte público o en una consulta también.

Podemos ir más allá.

¿Has escuchado hablar de los standing desks o escritorios para trabajar de pie?

Si eres de las personas que trabajan con ordenador, es una opción a mirar.

No hace falta gastarse mucho dinero.

Puedes hacer un arreglo casero con cajas, libros, cubos…

Puedes comprar una mesa o soporte auxiliar.

O puedes ir directamente a por una mesa alta.

Las hay que se pueden regular en altura (son más caras).

Y las hay que son de altura fija.

Con ese gesto puedes conseguir aumentar el trabajo de tus pies.

Los entrenas mientras haces otras cosas.

Reduciendo la necesidad de dedicarles tiempo exclusivo.

Sin que te ocupe tiempo ni energía extra.

Eso sí, no quiero que pienses en esto como la solución definitiva.

Sentarse durante horas cada día no le hace ningún bien a nuestro cuerpo.

Estar de pie el mismo tiempo no es la solución.

Ayuda, pero sigue siendo una posición estática.

Necesitas movimiento para funcionar.

Haz descansos para moverte.

Estés en la posición que estés.

Por cierto, ¿has oído hablar de los beneficios de sentarse en el suelo?

Eso lo dejamos para otro día.

 

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