Hay personas que no “creen” en el descalcismo.

Personas que lo han probado y no les ha convencido.

No han experimentado ninguna mejora.

Incluso han empeorado sus dolencias.

Si eres una de ellas te invito a seguir leyendo.

Tengo una posible explicación.

La primera cosa a tener en cuenta es el mito del determinismo.

Creemos que los genes dictan nuestro destino.

Que las enfermedades “nos tocan”, como una lotería.

Que nosotros “somos así”.

Y en parte es verdad.

No puedes cambiar esos genes.

Pero los estímulos a los que te expones los modulan.

Esto nos lleva al segundo punto.

Dispones de una gran adaptabilidad.

Hay genes con información para multitud de funciones.

Para que se forme un callo en la piel, por ejemplo.

Pero esto no ocurrirá hasta que el entorno no “lo pida”.

Tu cuerpo se adapta a lo que se expone.

Hay personas con callos en las manos y otras sin ellos.

Pero todas tienen estos genes “para callos”.

Hay algunos genes que no se expresarán nunca.

Los que no reciban el estímulo adecuado.

Pero eso generará otra adaptación.

Una en el sentido contrario.

Conoces ejemplos de adaptaciones por falta de estímulo:

Atrofia muscular, poca movilidad articular, piel más clara…

Llegamos al tercer punto a tener en cuenta.

Al nacer partes de la neutralidad.

Se podría decir que no estás adaptado a gran cosa.

Para bien y para mal.

Por eso adaptarte es un proceso “rápido”.

Empiezas a ponerte de pie y te adaptas.

En cosa de unos meses tus pies se vuelven fuertes.

Tu cadera se vuelve estable.

Todo gracias a los estímulos externos.

Todo alimentado por el movimiento, la curiosidad, el juego…

Pero entonces llega otro estímulo.

O podríamos decir la ausencia de estímulo.

Encierras a los pies en una caja rígida, estrecha y con forma de rampa.

Las adaptaciones anteriores dejan de tener sentido.

Se pierden y se van creando unas nuevas.

Un proceso que esta vez dura años.

Hasta que llegamos al cuarto punto.

Años más tarde se mete una idea en tu cabeza.

La idea de que descalzarse es mejor.

Es más “natural”.

Para tus pies y tu cuerpo.

Pero piensa una cosa.

Tardaste meses en generar adaptaciones en tus pies y en tus caderas.

Y entonces partías de esa neutralidad.

Ahora el punto de partida está mucho más atrás.

Son ya unos años con estímulos pobres.

El proceso de adaptación, por lógica, debería ser más largo.

Y podemos sumar otra pequeña dificultad.

Con la edad perdemos capacidad de adaptación.

Por lo tanto, se alargará un poco más el proceso.

Tómatelo con perspectiva.

Si crees que a ti no te funcionan echa la vista atrás.

Piensa en los estímulos que te han rodeado.

Y durante cuánto tiempo.

Toca deshacer el camino con los estímulos adecuados.

Hazlo sin prisas.

Al fin y al cabo es como lo has hecho hasta ahora.

3 Comentarios

  1. Mi tema va con el pie plano. Cuando joven podía correr con una VFF sin problemas hasta por 10k.
    Ahora con 39 años, me comienzan los problemas con la banda Illiotibial al primer kilómetro.

    Aún con unas zapatillas «pseudo minimalistas». Las Skechers Go Run, que aunque promueven el aterrizaje con la zona media del pie. Tienen bastante acochado. Cosa que me sirvió a los 30. Luego eso no fue necesario y tuve que recurrir a plantillas con soporte de arco. Ahora puedo correr 3k sin problemas, pero no más allá y solamente en terreno semi-duro como es un parque (nunca sobre pavimento).

    He probado de todo: entrenamiento de fuerza (cosa que seguiré haciendo porque en mi experiencia es menos lesivo que correr), entrenamiento de equilibrio con pies descalzos, trabajo aislando el gluteo medio (que está conectado a la banda), usando foam roller con en el TFL, masajes con una bola en el arco del pie, estiramientos varios, etc.

    Así que no es por falta de intentarlo.

    • Buenas, Roberto.
      Gracias por compartir tu experiencia 😀
      Veo que eres una persona curiosa e inquieta y que, como tú dices, has probado todo lo que se te ha podido ocurrir.
      Bravo por ti. No todo el mundo puede decir eso.
      Como veo que el tema del condicionamiento físico ya lo tienes más que mirado (entrenar, estirar, masajear…), te propondría mirar lo que puede haber en el resto de áreas de tu día a día que pueda estar contribuyendo a estos problemas. El movimiento que hay cuando no estás entrenando (en el trabajo, en casa…) y cómo ha sido durante los últimos 20 años. Sin ninguna intención de juzgarte, de verdad. Tómate esto como una idea para tener en cuenta. A veces la clave no está en lo que hacemos de manera consciente sino en lo que hacemos de manera rutinaria.
      ¡Un fuerte abrazo! (Y larga vida al metal l..l )

      • Claro, mi trabajo es sedentario. Por lo que acostumbraba a ir y volver de la oficina en bicicleta. Con esto de la pandemia me quedo todo el día en casa, así que me tomo breaks para estirar o saltar la comba (la cuerda), lo mismo caminar cada vez que el reloj me dice XD. Pero sé que no es suficiente, porque a mismas calorías pre-pandemia, he subido unos 5kgs.

        Con la edad también se ha alargado mi rutina de movilidad previo al entrenamiento de fuerza (sigo una versión de Wendler 531) y una rutina corta de estiramientos después.

        > Y larga vida al metal
        \m/

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