Mi primera carrera minimalista: 101 km de Ronda

Mi nombre es francisco Indiano Ramírez, soy natural del Cuervo (Sevilla) pero residente en Osuna (Sevilla) desde hace 4 años. Siempre he practicado deporte y llevo corriendo desde los 10 años. Me apetecía probar una cosa diferente, llevaba tiempo queriendo hacer una prueba de ultra resistencia, aunque los 101km se escapaba de mis expectativa, pero no sé por qué me armé de valor y me dije, ¡voy a probar! Pero el asunto es que sólo llevaba sólo un mes con unas Merrell Trail Glove, ya conocía correr descalzo, pero nunca antes había adquirido unas zapatillas minimalistas. Notaba que arrastraba “vicio” en mi técnica de carrera de correr con zapatillas amortiguadas, pero me arriesgué y me salio bien la jugada, porque he disfrutado como un niño.

101 km de Ronda

La carrera en sí es espectacular, el llegar al estadio y ver lo que se vive allí todavía me pone los vellos de punta. Y allí estaba, para correr, para realizar un sueño. Con nervios por saber como me iba a encontrar en una carrera tan larga ¡son 101 kilómetros! Los famosos 101 de Ronda.

En la salida tienes que ir despacio por la cantidad de gente. Poco a poco, coges tu sitio y vas más cómodo corriendo.
En los primeros 21 kilómetros me encontraba estupendo, pero al llegar al kilómetro donde se cumple la maratón empecé a flaquear, aunque sólo un poco. Sobre el 45 las piernas empezaron a dolerme y me sentía un poco mareado. Me senté a la sombra y me derrumbé y dije¡ basta! hasta aquí has llegado. Pero entonces recordé que estaba allí para cumplir un sueño: terminar la carrera. Me cambie de calcetines, bebí y seguí hacia adelante pasito a pasito. Andando en todas las cuesta, corriendo en los llanos.

Uno de los grandes temores que tenía, las ampollas, no aparecían y esto me daba fuerza y confianza para seguir ¿será por las zapatillas? ¿o por esta forma de correr?

En Alcala del Valle comí y bebí en el avituallamiento y cada vez me encontraba mejor. Ya en Setenil la gente en los bares cuevas te animaban y esto da mucha moral, parecía que sólo llevabas corriendo 10 km, es espectacular.
Volví a comer y la próxima meta, El Cuartel, estaba cerca, pero para alcanzarla quedaba una bajada muy dura y larga, donde lo pase mal.

Realmente esta carrera me ha hecho saber lo fuerte que podemos llegar a ser mentalmente en situaciones adversas.
En El Cuartel cené bien y me repuse para hacer el último media maratón hacia meta. Quedaba lo más duro, con un nuevo tramo, con la noche ya encima y con 11 horas -78 Kms- de carrera en las piernas. Pero no me dolían, no tenía ampollas y con la cena había repuesto las fuerzas.

Empezamos a subir por senderos, a descontar kilómetros poquito a poco, una cuesta menos, una bajada menos y cada vez más cerca del sueño de cruzar la meta y recoger mi ladrillo.

Por último, la temida cuesta del cachondeo, que con un empedrado muy empinado cuesta la propia vida subirla. Pero llegado a este punto, ya podía oler el triunfo personal y subí como si fuera la primera cuesta, como si fuera el primer kilómetro. Ya arriba voy buscando la línea de meta y ¡por fin! puedes ver a la gente que te aplauden como al primero, aunque sean las 2 de la mañana ¡Es espectacular!

Cruce la línea de meta después de 15:29:49, en la posición 488 y no me lo creía. La terminé y eso que durante momentos pensé en retirarme, pero aquí esta la recompensa: una experiencia inolvidable, y para colmo estrenando zapatillas minimalistas. He perdido alguna que otra uña, pero no tuve ampollas y sobre todo, la sensación de correr con este tipo de zapatillas, ¡me encanta correr! Vas sintiendo todo lo que pasas por el terreno, piedras, ramas, es una sensación formidable.

Gracias a todos los que han estado ahí apoyándome, gracias a ZaMi por descubrirme esta nueva forma de correr, gracias a todos los que leéis esto. A todos, os invito de corazón a descubrir la forma de correr barefoot. Hasta el próximo reto.