Hoy en día se le llama calzado a todo lo que nos ponemos en los pies, a todo, pero sólo una pequeña cantidad de lo que se vende o fabrica para colocarlo en nuestro pinreles puede llevar tal nombre y por tanto adecuando para el uso diario.

calzado actual

Para que a un calzado se le pueda llamar como tal, debe de cumplir una serie de requisitos, y estos no son otros que aquellos que cumplen lo que hoy llamamos zapatillas/zapatos minimalistas. No estamos hablando de botas de esquís, aletas para buceo, y demás atrezo que necesitan ciertas prácticas deportivas, sino del calzado que utilizamos para desplazarnos, ya sea caminando o corriendo.

La cuestión, es que numerosas empresas que se dedican a vender calzado (deportivo o no), te lo ponen todo junto, incluso te lo mezclan en los mismos estantes, con las mismas categorías o etiquetas, y el cliente de calle, al que no le llega la mayoría de la información veraz se siente confundido e incluso intimidado ante tanta variedad de calzado.

En el mejor de los casos, la persona en cuestión se comprarán las zapatillas por el diseño y/o colores, y en el peor, se dejará asesorar por el vendedor, que sin duda, le aconsejará el calzado más acolchado que posea, independientemente de la actividad a realizar:

“Cuánta más amortiguación en el calzado mejor para las articulaciones”

Este es el el teorema o ley suprema que impera en las tiendas de calzado, independiente del tipo de zapatos que vendan: atletismo, trabajo, ocio, etc. Lo que todo vendedor debe conocer para un correcto asesoramiento. Sin embargo, la realidad es bien diferente, cuando ponemos amortiguación en las zapatillas anulamos nuestro amortiguador natural, el que todos poseemos de serie, el formado por el complejo pie-tobillo-rodilla-cadera, además, debilitamos al sistema músculo-esquelético por deshuso y, para rematar confundimos a nuestro cerebro, ya que constantemente los pies recoge información errónea. La amortiguación del calzado le “dice” a los pies que cuando pisamos sobre asfalto esta superficie es blanda, por lo que nuestro amortiguador natural no actuá, todo lo contrario, se pone rígido para evitar que perdamos el equilibrio.

Y es que ni las “revistas especializadas” dan información correcta, al contrario, inducen a mayor confusión, interesada o desinteresadamente, aquí cada cual tendrá su opinión. Suelen dejarse comprar (¡perdón! quería decir guiar) por el marketing de lo último, y a veces lo venden como pócima mágica curalotodo, cuasi curanderos mediavales de bebidas milagrosas.

Hablamos de la amortiguación para el calzado de calle o deportivo, porque para las zapatillas técnicas de atletismo el asunto adquiere tintes más oscuros. Lo habitual es que le mezclen la amortiguación con sistemas de los más variopintos nombre que sirven para todo, control de la pronación, del impacto, antivuelco y hasta control de la meteorología si se lo propusiesen. Justamente todo lo contrario a la naturaleza del pie -que busca constantemente el desnudismo- (véase el comportamiento de cualquier niño al llegar a casa).

Pero la verdad ya está en la calle, y aunque es cierto que permanece escondida en el laberinto del comercio sin escrúpulos, también lo es, que gracias a las voces de miles de corredores en todo el mundo cada día es más fácil encontrar la salida y salir airoso de entuerto.

1 Comentario

  1. Hola ……. es muy interesante lo que plantean. yo tengo pie plano , uso plantillas desde que recuerdo, pero solo mejoro cuando comenzé a practicar danza, que trabaja desde la fuerza de todo el sistema muscular y alineación osea desde la cadera hasta los pies.
    En fin, está bien lo que dicen, pero me gustariá saber que calzado Si recomiendan, ya que en la ciudad por lo menos no es muy aplicable lo de correr descalzos ..
    muchos saludos !!!

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