Después de la Maratón de Sevilla he seguido con una buena rutina de entrenamientos con el objetivo de la Carrera Popular Marchena. Pocos kilómetros semanales (algo habitual y de la que algún día hablaré), pero con una proyección interesante. Las planificaciones de Titín cada vez son más certeras. Se nota que hablamos mucho y me conoce bien. Sabe en todo momento cuanto me puede exigir y hasta donde estoy dispuesto a llegar. Por otra parte, los ejercicios para complementar y equilibrar la carrera me está fortaleciendo zonas olvidadas. La relación rendimiento/entrenamiento es muy alta.

Pero el camino se truncó con varias handocas seguidas a principio de abril, lo que me acarreó un cólico, seguramente una bajada de defensas, porque hay que sumar que seguí entrenando con intensidad, y una amigdalitis. Es lo que tiene tener un niño pequeño de 3 años con el que me falta compartir el chupe. La cosa es que los síntomas me duraron justo una semana, pero tardé otra en recuperar las fuerzas. Con esto me comí ¾ de mes y poco margen para la mejora.

Por eso tres días antes me probé con series de 1000 mts. y me obligue a hacerle caso a la dura realidad. Aquellos 3’40”/km con los que bauticé mi cambio de técnica y de zapatillas, y que durante más de un año se convirtió en mi ritmo crucero, ha quedado atrás, por lo que en un arranque de sinceridad conmigo mismo decidí poner la meta en los 3’50”/km. De esta forma no habría desengaño ni falsas expectativas.

Independientemente de todo esto, es decir, del estado físico y mental, no suelo faltar a una carrera que se organice en mi pueblo, por lo que año tras año, vuelvo a repetir. De eso se trata, si hay una carrera de fondo que quiero ganar es la de la constancia, la de la continuidad. Y desde que entré en el descalcismo y el minimalismo no tengo excusas para no correr. Podré estar más gordo, más lento, con un estrés que me suba por las paredes, pero ya no tengo miedo a las lesiones o a no estar mínimamente preparado. He ganado en confianza y dejado atrás toda la parafernalia que parece rodear al corredor popular y en la que estuve inmerso durante mucho tiempo.

El 1 de mayo amaneció espléndido, con un cielo de color azul intenso. La temperatura un poco elevada para correr, pero no para estar desde temprano con poca ropa. Mari Carmen y Fernando me acompañaron a la salida, donde desayunaron buñuelos con chocolate. Como calzado minimalista elegí las Merrell Vapor Glove. Estas zapatillas son de lo más mínimo que he probado, con unas de las mejores relación protección/feedback. Aquí podéis leer más sobre ellas y ver un vídeo sobre sus características.

Después vino lo de siempre, saludar a los amigos y conocidos, que cada vez son más. Con esto del minimalismo cada vez conozco más gente de todos lados. Uno con los que estuve hablando fue con Francisco José Marín Ubeda, un ecijano que corre que se las pelas. Me estuvo comentando lo bien que le habían ido las New Balance MT1010v2 para la IV Carrera Subbética Trail, en Zuheros, donde terminó el 11 con un tiempo de 2h18min.  Se veía muy agradecido y varias veces repitió lo bien que corrió con las zapatillas.

La carrera la empecé controlando los primeros kilómetros para no vaciarme, pero fuerte desde el principio. Cuando llegaron los puntos conflictivos (cuestas y rampas) siempre había reserva de donde tirar y en el último kilómetro adelanté a 4 corredores entrando en meta casi esprintando. Después de dos años volví a sentirme rápido, fuerte de piernas, controlando la situación y las sensaciones.

El resultado final fue de 35 min en 9,1km, a una media de 3min48seg/km, aunque a los jueces de la federación andaluza de atletismo se le pasó apuntarme en el listado, una anécdota más…

Carrera popular Marchena con Merrell Vapor Glove

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