Y para seguir jugando con el “mirar atrás”, si lo extrapolamos al mundo del calzado deportivo concebido para correr, y analizamos un poco en su historia/evolución o en su relación con las investigaciones biomecánicas, anatómicas y antropológicas realizadas (sobre todo durante los últimos años), nos daremos cuenta de que en este caso, “mirar atrás” con la finalidad de reconocer los errores y mejorar basándose en ellos, sigue sin ser tenido en cuenta, a excepción de determinadas marcas y/o modelos.
¿Por qué afirmamos esto?…
Porque las múltiples investigaciones científicas en las que se ha demostrado que las zapatillas tradicionales de tacón amortiguado (que favorece el impacto del talón), producen fuerzas de impacto siete veces superiores que hacerlo descalzo, siguen sin significar nada para la industria del calzado deportivo; porque siguen sin aplicarse de manera general las innovaciones de diseño necesarias en el calzado deportivo (ligereza, flexibilidad, disminución o desaparición de la diferencia entre la puntera y el tacón, eliminación de los soportes plantares…), que “obliguen” a los corredores populares a mejorar su técnica de carrera, permitiendo una pisada más natural; y porque las décadas de excesiva amortiguación y aplicación de tecnología inútil (cámaras de aire, dispositivos de control de movimiento, sujeción plantar), promovidas por los grandes fabricantes de calzado deportivo (Nike, Adidas y Asics, entre otros), calaron de tal manera en la sociedad, que cualquier zapatilla que se salga de ese estándar aceptado a ciegas, se convierte en una transgresión fácilmente criticable y de muy difícil justificación (zapatillas minimalistas).
Vamos un poco más allá en el juego:
¿Qué me dicen de los profesionales medico/deportivos?, ¿qué papel han jugado durante todo este tiempo, que no han sabido promover un hábito tan saludable y natural como correr de manera “correcta”?; ¿no han sabido “mirar atrás” y preguntarse por qué los índices de lesiones en corredores populares es tan alarmantemente alto?, ¿es tan difícil enseñar a aplicar las bases biomecánicas y anatómicas que debieron aprender en su época de estudiantes?; ¿por qué la tendencia siempre ha sido pensar que el error estaba en los pies de la gente y no en cómo corrían o qué se ponían en los pies?… Con lo sencillo que es pararse a observar a un niño pequeño cuando corre descalzo y comprobar la reacción que tiene su cuerpo las primeras veces que se les pone un calzado opresivo, desnivelado y poco natural…
Evidentemente, la capacidad de adaptación del ser humano es grandiosa, hasta el punto de sobrellevar ese tipo de calzado como si fuese la cosa más natural del mundo, pero no nos engañemos: cuando una persona se descalza y corre unos metros, todo vuelve a su sitio:
El pie no impacta con el talón sino con los metatarsos, y este sencillo acto conlleva muchísimos cambios. Al no estar en completa extensión, el talón de Aquiles vuelve a absorber el impacto y desarrolla su función natural –no en vano es el tendón más grande y fuerte del cuerpo humano-. Las pantorrillas (gemelos) no son usadas de manera excesiva y primordial, sino que por el contrario, ayudan al Aquiles en la absorción del impacto ya que no están totalmente estiradas. En el arco del pie también se observan cambios fundamentales, y su función amortiguadora y estabilizadora cobra sentido sin tanto soporte y sujeción plantar.
Para poder mirar hacia adelante con confianza y seguridad, hace falta “mirar atrás” con honestidad, humildad y sinceridad. No queda otra.
Salud!
Hay que aprender a correr, igual que aprendemos a andar. La gente cree que es de risa, pero no es así…