- 21 May 2012, 08:46
#7858
Hola:
Parece muy interesante esta categoría del foro. Pienso que escribiendo sobre la transición de un pasado "amortiguado" a un futuro descalzo puede ayudarnos a todos a mejorar. A mí para que los expertos me corrijan y aconsejen y a los demás por si mi modesta contribución les ayuda. Empezamos.
Comencé el sábado 12 de mayo a salir descalzo por un parque cercano a mi casa, combinando caminos con arenilla y pequeñas piedrecillas, con caminos de tierra algo más limpios y sobre todo, por hierba, que es lo más cómodo al ser un terreno más mullido. No es fácil, así de repente, ponerse ni siquiera a andar descalzo, pero es una experiencia interesante que todo el mundo debería hacer, aunque cuando se te clavan las pequeñas piedrecillas, fastidian que no veas. Aprovechaba algunos tramos de hierba para trotar sobre ella, tratando de observar la técnica que aconsejan para correr sin zapatillas: zancada corta y rápida, apoyo del metatarso, cadera algo más baja para flexionar las rodillas y cuerpo relajado. No sé si lo he hecho bien o no, ya que no me veo, pero la experiencia resultó muy gratificante, aunque al final la planta del pie acaba protestando. Hice aproximadamente un recorrido de 4 km entre andar y correr y calculo que de esos cuatro, troté unos 500 metros. No sé si me pasé o me quedé corto.
El domingo 13 de mayo volví a a repetir experiencia, por el mismo parque y los mismos caminos, aunque aumentando la distancia total, llegando a 6 km entre andar y correr. De nuevo he vuelto a utilizar los tramos de hierba para trotar. Esta vez me parece que me pasé un poco porque la distancia recorrida trotando ha sido de 2 km. Acabé con las plantas un poco doloridas, aunque no sé si de los tramos trotando (aunque era por hierba) o de los tramos andando, que es donde más sufrí.
El martes 15 de mayo no tuve huevos a salir descalzo. Había quedado con los compañeros habituales en el Parque de Pradolongo y acabé por calzarme las amortiguadas. Hice 10 km y aunque traté de llevar la técnica aconsejada para correr descalzo, al final no era capaz de concentrarme en ello, ya que iba de charleta y me dejé llevar. Claramente un paso atrás, aunque pienso que tampoco está mal dar un poco de descanso a tus pies.
El jueves 17 de mayo me armé de valor y salí al parque con mis chancletas. Cuando llegué al punto de encuentro habitual con los compañeros y les dije que iba a correr descalzo, causó gran hilaridad entre los presentes; sin embargo, no me importó, empecé a andar por el parque y parece que me molestaban algo menos las piedrecillas. Dado que en el parque de Pradolongo hay un carril bici con una cuerda de 750 metros, he pensado utilizar este circuito para el trote descalzo. Empezando con una vuelta y aumentando la distancia día a día. Dos primeros kilómetros andando y al llegar al circuito, vuelta corriendo. El suelo es obviamente más duro que la hierba de los dos primeros días, pero pienso que eso ayuda, ya que las plantas de los pies son las que marcan la distancia y eso ayuda a no lesionarse los músculos y tendones. Había grabando en el móvil diferentes ritmos de metrónomo, así que al llegar al carril bici puse los 180 ppm y me lancé a trotar. Pensé que me iba a costar esa cadencia, pero la llevaba sin el menor problema. Acabé los 750 metros con muy buenas sensaciones, pero con las plantas al rojo vivo. Después del trote, andando otros 2 km para completar una distancia total de 5 km.
El sábado 19 de mayo repetí casi lo mismo que el jueves, sólo que haciendo 850 metros por el carril bici. No tenía nada claro que fuera a poder hacerlo porque el viernes notaba las plantas de los pies un poco abrasadas, pero fue ponerme descalzo a andar por el parque y parece que me olvidé de las malas sensaciones. Andando no podía ir al mismo ritmo que dos días antes, pero el trote me salío a un ritmo muy similar, sobre 5:50 min/km, dado que la cadencia era también de 180 bpm, eso indica que la zancada era de la misma longitud. Igual que dos días antes, otros dos kilómetros andando para terminar.
El domingo volví a salir con zapatillas amortiguadas, por lo que cometí el error número cinco de no abandonar estos artilugios. Esta vez no fue por pudor, sino porque la semana que viene tengo una cita ineludible con una carrera y todavía no soy capaz (ni debo) de hacerla sin zapatillas. Así que probé con las amortiguadas a seguir la técnica de correr descalzo y cuando llevaba seis kilómetros me empecé a notar molestias en un músculo, creo que el soleo, de la pierna izquierda. Eso hizo que me olvidara de la técnica del metatarso y volviera a talonar como antaño. Esta experiencia me ha hecho pensar si no debería hacerme con unas zapatillas minimalistas para hacer algunos días de más kilometraje aunque eso se contradice con mi idea original de que son las plantas de los pies las que ponen el límite. ¡Nado en un mar de dudas!
Ahora estoy un poco molesto del ¿soleo? y no sé si podré volver a correr en unos días. Si no puedo, pues nada, a caminar descalzo para ir acostumbrando los pies.
Y ya acabo la chapa. Premio para el que haya llegado hasta el final
Saludos.
Parece muy interesante esta categoría del foro. Pienso que escribiendo sobre la transición de un pasado "amortiguado" a un futuro descalzo puede ayudarnos a todos a mejorar. A mí para que los expertos me corrijan y aconsejen y a los demás por si mi modesta contribución les ayuda. Empezamos.
Comencé el sábado 12 de mayo a salir descalzo por un parque cercano a mi casa, combinando caminos con arenilla y pequeñas piedrecillas, con caminos de tierra algo más limpios y sobre todo, por hierba, que es lo más cómodo al ser un terreno más mullido. No es fácil, así de repente, ponerse ni siquiera a andar descalzo, pero es una experiencia interesante que todo el mundo debería hacer, aunque cuando se te clavan las pequeñas piedrecillas, fastidian que no veas. Aprovechaba algunos tramos de hierba para trotar sobre ella, tratando de observar la técnica que aconsejan para correr sin zapatillas: zancada corta y rápida, apoyo del metatarso, cadera algo más baja para flexionar las rodillas y cuerpo relajado. No sé si lo he hecho bien o no, ya que no me veo, pero la experiencia resultó muy gratificante, aunque al final la planta del pie acaba protestando. Hice aproximadamente un recorrido de 4 km entre andar y correr y calculo que de esos cuatro, troté unos 500 metros. No sé si me pasé o me quedé corto.
El domingo 13 de mayo volví a a repetir experiencia, por el mismo parque y los mismos caminos, aunque aumentando la distancia total, llegando a 6 km entre andar y correr. De nuevo he vuelto a utilizar los tramos de hierba para trotar. Esta vez me parece que me pasé un poco porque la distancia recorrida trotando ha sido de 2 km. Acabé con las plantas un poco doloridas, aunque no sé si de los tramos trotando (aunque era por hierba) o de los tramos andando, que es donde más sufrí.
El martes 15 de mayo no tuve huevos a salir descalzo. Había quedado con los compañeros habituales en el Parque de Pradolongo y acabé por calzarme las amortiguadas. Hice 10 km y aunque traté de llevar la técnica aconsejada para correr descalzo, al final no era capaz de concentrarme en ello, ya que iba de charleta y me dejé llevar. Claramente un paso atrás, aunque pienso que tampoco está mal dar un poco de descanso a tus pies.
El jueves 17 de mayo me armé de valor y salí al parque con mis chancletas. Cuando llegué al punto de encuentro habitual con los compañeros y les dije que iba a correr descalzo, causó gran hilaridad entre los presentes; sin embargo, no me importó, empecé a andar por el parque y parece que me molestaban algo menos las piedrecillas. Dado que en el parque de Pradolongo hay un carril bici con una cuerda de 750 metros, he pensado utilizar este circuito para el trote descalzo. Empezando con una vuelta y aumentando la distancia día a día. Dos primeros kilómetros andando y al llegar al circuito, vuelta corriendo. El suelo es obviamente más duro que la hierba de los dos primeros días, pero pienso que eso ayuda, ya que las plantas de los pies son las que marcan la distancia y eso ayuda a no lesionarse los músculos y tendones. Había grabando en el móvil diferentes ritmos de metrónomo, así que al llegar al carril bici puse los 180 ppm y me lancé a trotar. Pensé que me iba a costar esa cadencia, pero la llevaba sin el menor problema. Acabé los 750 metros con muy buenas sensaciones, pero con las plantas al rojo vivo. Después del trote, andando otros 2 km para completar una distancia total de 5 km.
El sábado 19 de mayo repetí casi lo mismo que el jueves, sólo que haciendo 850 metros por el carril bici. No tenía nada claro que fuera a poder hacerlo porque el viernes notaba las plantas de los pies un poco abrasadas, pero fue ponerme descalzo a andar por el parque y parece que me olvidé de las malas sensaciones. Andando no podía ir al mismo ritmo que dos días antes, pero el trote me salío a un ritmo muy similar, sobre 5:50 min/km, dado que la cadencia era también de 180 bpm, eso indica que la zancada era de la misma longitud. Igual que dos días antes, otros dos kilómetros andando para terminar.
El domingo volví a salir con zapatillas amortiguadas, por lo que cometí el error número cinco de no abandonar estos artilugios. Esta vez no fue por pudor, sino porque la semana que viene tengo una cita ineludible con una carrera y todavía no soy capaz (ni debo) de hacerla sin zapatillas. Así que probé con las amortiguadas a seguir la técnica de correr descalzo y cuando llevaba seis kilómetros me empecé a notar molestias en un músculo, creo que el soleo, de la pierna izquierda. Eso hizo que me olvidara de la técnica del metatarso y volviera a talonar como antaño. Esta experiencia me ha hecho pensar si no debería hacerme con unas zapatillas minimalistas para hacer algunos días de más kilometraje aunque eso se contradice con mi idea original de que son las plantas de los pies las que ponen el límite. ¡Nado en un mar de dudas!
Ahora estoy un poco molesto del ¿soleo? y no sé si podré volver a correr en unos días. Si no puedo, pues nada, a caminar descalzo para ir acostumbrando los pies.
Y ya acabo la chapa. Premio para el que haya llegado hasta el final

Saludos.