Bueno, explicaré un poco más con algo que escribí en el momento del impacto que me hizo cambiar de idea, la Revelación, podríamos llamarle, el descubrimiento de la alegría de correr.
Me he pasado casi toda la vida hasta hace nada odiando correr.
Bueno, supongo que de muy pequeña no, que debía correr y jugar a pillar y pasarlo bien como hacen todos los niños a toda velocidad. Y tengo un leve recuerdo de correr por un campo lleno de malas hierbas y amapolas que había cerca de casa -y que ahora se ha convertido en una montaña arrasada- por el placer de hacerlo, porque sí, porque podía. Y porque pasar a toda velocidad (bueno, no debía ser tanta pero a mí me lo parecía) con el viento en la cara apartándome el cabello y rozando las flores rojas con las manos era una gozada.
Era como una mera alegría o celebración vital. Te hacía sentir libre y más vivo. Los que habéis tenido perro sabréis que si a un perro urbanita lo sueltas por el campo o por la playa se pondrá a correr como loco hasta que no pueda más y será el perro más feliz del mundo. Seguro que lo habéis visto en los parques. Pensad en los potrillos corriendo en grupo desbocados. Debe ser el mismo principio que nos hace correr de pequeños, porque actuamos exactamente igual.
En algún punto esa alegría de correr se perdió. En algún punto entre los 5 y los 15 algo pasó. Quizá simplemente me hice mayor. Pero yo le echo la culpa a las clases de gimnasia del colegio y del instituto. Me hicieron odiar correr.
En primer lugar nadie me explicó cómo hacerlo (en otros deportes siempre te enseñan la técnica, ¿no?) y me decían que corría “raro”, con las rodillas muy flexionadas y dando como saltitos en lugar de impulsarme hacia adelante. A lo mejor yo corría como corre una niña entre las flores, no lo sé. Está bien, preguntaba, ¿entonces cómo hay que correr? Creo que hacía la pregunta del millón porque nunca nadie supo contestármela…
Además correr implicaba siempre dar aburridas vueltas en grupo a la manzana o hacer la maldita prueba de la course Navette con la que acababa desfondada pero en la que sacaba de los mejores resultados femeninos (si me pongo tengo buena resistencia y mucho orgullo). La odiaba porque me sentía idiota en aquél ir y volver sin sentido y con aquel puñetero pitido de fondo.
Aquéllo, combinado con la adolescencia, le quitó todo el encanto a correr para mí hasta hace poco.
Durante años he corrido unicamente, y con gran dolor, si perdía el autobús o algo semejante. Y a los 100 metros mis músculos ya gritaban y me quedaba sin aliento. ¿Dónde estaba la parte divertida? ¿Cómo podía la gente levantarse a las seis de la mañana e irse a correr por gusto hasta acabar reventados? ¿Qué clase de placer masoquista es ese? ¿Y los maratonianos o ultramaratonianos que acababan desmayándose o vomitando? ¿Dónde estaba la gracia? Correr me parecía un esfuerzo inútil y sin sentido. ¿Para qué correr si podías llegar andando? No es sólo que canse, porque patinar o ir en bicicleta implican un esfuerzo físico también, pero es como si pudiera ver lo divertido que hay en ello y no en correr, correr me parecía aburrido y agotador. Y es curioso porque me encanta nadar, que tiene mucho que ver con lo que se siente corriendo, pero no podía ver la relación.
Pero entonces una noche Roger me dijo que acababa de leer un libro que explicaba unas reveladoras teorías en contra de la moderna tecnología de las zapatillas para correr (sobrepronación corregida, plantillas, talones con amortiguación y bambas que parecen de drag queen y cosas así). Él estaba buscando zapatillas para correr y estaba asombrado del astronómico precio de las zapatillas que encontraba adecuadas para su peso. El libro también hablaba sobre una tribu en Mexico de ultramaratonianos y sobre por qué los humanos estamos hechos para correr…
No sólo leí el libro, Born To Run, en pdf enseguida, disfrutando cada linea, sino que además ahora lo he comprado, releído y subrayado.
La historia es interesantísima a varios niveles, atrapa desde las primeras páginas y lo recomiendo totalmente. Es muy emocionante y te hace abrir los ojos a muchas cosas. Para mí el libro más revelador del año. Y su tema central es precisamente que correr distancias largas va, desde que somos humanos, ligado a nuestra naturaleza. Incluso apunta a posibles por qué (la antropología y el diseño evolutivo de nuestro cuerpo, según estudios de Daniel Lieberman, muestran que podríamos estar realmente hechos para correr largas distancias). Aparecen personajes fascinantes que aman correr hasta límites insospechados y te hacen entender qué hay detrás de todo ello. Y cuando todo acaba sólo sientes tener que despedirte de toda esa gente estupenda con la que has conectado a un nivel casi íntimo. ¡Y quieres correr como cuando eras un niño! No sólo 3 kilómetros o 15 minutos (que es lo único que de momento alcanzo) sinó millas, decenas de kilómetros a través de bosques y ríos y campos de amapolas, cientos de ellos… ¡Descalza!
Y correr como Arnulfo, con la alegría de ser libre y con una sorisa en los labios de nuevo.
Dicho esto añado que, como previamente no corría, la única manera de correr que conozco es la minimalista o como quiera llamársele. Veo las zapatillas de 200 € con suelas de drag queen y me horrorizo. Decir que me cuesta horrores encontrar calzado especializado porque no me atrevo a descalzarme del todo aún. Les he puesto el ojo a las NB Minimus y a las Fivefinger Bikila pero me gustaría probármelas antes de comprarlas.
Mi primer gasto para esto del running fue el de unas Newfeel del Decathlon (Many Green Yellow) por un precio irrisorio (añadiéndoles unas plantillas marca Hacendado) y con eso empecé a tirar. Las pobres ya están rompiéndose por la parte del dedo gordo. También tengo unas Fivefinger classic (falsas de los chinos) pero no medí bien y me están demasiado justas. Además me rozan en la parte trasera y la única vez que me fui a correr con ampollas sangrantes, así que las uso para caminar.
Aún soy muy novata y me falta fondo y a lo más que llego es a hacer 6 km a velocidad absurda y trote cochinero, pero me encanta trotar y pienso seguir en esto mientras pueda.
Espero que este movimiento se extienda poco a poco (creo que ya lo está haciendo) sobre todo para que me sea más fácil encontrar zapatillas pensadas para correr con cero amortiguación en talón y que duren...
