Gracias joseja, ahí va la crónica
El martes, dos días antes de la San Silvestre, bajé a hacer unos pocos kilómetros, relajado, para ver cómo respondía el sóleo y para que no se me acomoden demasiado las plantas de los pies. 6,41 km con 2,39 descalzos que me sentaron muy bien. Los pies sin ningún problema y al día siguiente apenas tenía rastro del sóleo cargado.
Y llegó el jueves. Como en gran parte de España - creo - las lluvias dieron una tregua y el día pintaba muy bien. Físicamente me encontraba también estupendamente. Tras algo de tensión al decirle a la familia que probablemente la corriese descalzo, bajé con mi novia y hermana al centro. Por aquello de ir de sandalias/huaraches y de la austeridad que puede llevar consigo el minimalismo, fui de monje franciscano. Al final el resultado fue el opuesto del pretendido - se interpretó más como una excentricidad

- pero de eso escribo en un momento. La zona de salida estaba animada. El sol acariciaba el asfalto de la zona de salida y la temperatura era ideal, ni frío ni calor. Así que no vi más opción que quitarme las sandalias y colgarlas del cordón de la cintura. Me situé al final del "pelotón" entre miradas continuas y alguna petición de bendición.
La salida fue muy lenta, con ratos trotando, caminando o simplemente parado. Me sentí muy vulnerable entre tanta zapatilla, así que me dije que iba a ir con la corriente hasta que la cosa se despejase un poco. Una vez llegamos al paseo maritimo, por donde discurriría la mayor parte de la carrera, empecé a subir posiciones más decididamente. Alrededor de la mitad del recorrido me di cuenta de que todo iba a ir bien - los pies estaban enteros y no notaba ningún problema muscular - así que me relajé un poco y puse una marcha más.
Al ir pasando a gente los comentarios eran continuos y de todo tipo: relacionados con la indumentaria ("¡un penitente!", "¡Jesucristo!"), despectivos ("ése está como una cabra"), coñeros ("mírate, tú con tus Air Max noséqué y ése descalzo va más rápido que tú"), aunque los más comunes eran puramente de exclamación ("eh, ¡ése va descalzo!", "¡descalzo!", "¡ostia!", etc.). Sinceramente no me esperaba tanto comentario y me hubiese gustado pasar más desapercibido. Hasta me daba pena por alguna gente, que parecía sufrir más que yo, que iba feliz ("dios mío...", "qué habrá hecho...")
Después de un flato que me hizo frenar un poco, subimos a la ciudad vieja y empezamos a bajar por ella a través de sus calles estrechas y pavimentadas con losas de granito. Quedaba posiblemente menos de un kilómetro y me encontraba bien, así que a tirar pa'bajo y a disfrutar. Es la parte en la que mejor me lo pasé: el granito, pulido por el tiempo, era increíblemente cómodo; las calles eran estrechas y había mucha gente alrededor, pero era como un juego en el que se trataba de fluir hacia abajo y entre el resto de los corredores, con el paisaje cambiando a cada zancada. De repente la calle se abrió, apareció el puerto y la luminosidad de sus fachadas blancas y en una curva a la derecha atestada de gente entramos en la plaza de María Pita, ya en sombra, en donde entre una nube de corredores llegamos a la meta. "¿Y ya está?", pensé. Quedé con ganas de más
Al final, 7,6 km descalzo, con asfaltos de diferentes tipos, algo de acera, y piedra. Los pies muy bien, si acaso un cierto escozor en los segundos dedos de cada pie, que no llegaron a formar ampolla. Así que muy contento. El tiempo, discreto (41:48, a 5:30 min/km), aunque contando con los minutos perdidos en la cola de salida el tiempo real debe ser algo menor. Esto me da un poco igual, aunque me quedé con la sensación de que fui algo conservador, pero si no lo hubiese sido a lo mejor ahora estaría contando ampollas. Así que me queda mucho por mejorar incluso para estas distancias, pero muy contento de haber pasado la carrera sin mayores problemas. La familia creo que quedó contenta al verme feliz y sin jeringuillas ni cristales clavados, jeje. Me dio pena no ver a Hama, que debía estar por ahí, y minimalistas no vi, aunque con las miradas que atraía creo que intenté ir más a lo mío y no hice el escáner visual oportuno antes de cada carrera.
Y nada, me queda agradeceros a los foreros por vuestros ánimos, experiencias y consejos. Sin el ejemplo y el aliento de muchos de vosotros me habría sido muy difícil llegar hasta aquí y romper las barreras - muchas mentales - que separan del descalcismo. A ver si encuentro alguna foto en la que salga y la pongo aquí. Un saludo y feliz año!