Dia 38 | 28 Nov 2015
Stadtlauf Basel [carrera nocturna de Basilea, Suiza]
5.5 Km - Descalzo - 2°C - Asfalto sin mucha humedad - 22:14.9 - 4:02min/km
Hoy ha sido mi salida 38 como minimalista/dedscalzista. Desde que leí el libro de Emilio y empecé a descubrir este mundo y esta gente han pasado apenas unos meses. Apenas unas semanas desde que enterré en el sótano las Asics. Desde entonces han pasado tantas cosas que se abotargan en la cabeza y me parecen casi años. He tenido exaltaciones y dudas, muchas dudas. Hoy creo que algo ha cambiado. O mas bien se ha consolidado. No me refiero a un aspecto físico o capacidad. Me refiero a una convicción. Los caminos están llenos de piedras mas o menos grandes, pero sin esas piedras nunca llegaremos al otro lado. Eso me parece en estos momentos lo más grande y hermoso que me brinda correr y correr descalzo.
Ahí va la crónica (para aquel que no le gusten las chapas puede saltar directamente a la firma abajo 
):
Llevaba unos días pendiente del parte meteorológico. Daban entre 6 y -2°C y algo de lluvia. Sinceramente lo que más me preocupaba era que el suelo estuviera mojado. Imagino que porque no lo conozco y lo poco que lo conocía noté que el pie se enfria mas y se insensibiliza. Tanta era mi preocupación que comencé un tema en "primeros pasos" para ver si alguién me iluminaba en la duda. Esta mañana tenia un mensaje de Strontzio donde comentaba mas o menos: "por poderse se puede, otra cosa es si te gusta o no". Eso me sacudió las sombras de un plumazo. Ahí estaba la clave: si nos gusta... pues pa lante -oño!.
Total, amaneció medio nevando y yo con la mosca en la oreja. En realidad tenia 3 alternativas y todas ellas atractivas: correr tranquilo descalzo, correr con los huaraches o con las Merrell Vapor 2 a toda caña. La carrera era a las 19:28 (estos suizos) y el dia se iba despejando poco a poco dejándose ver un sol esperanzador. El asfalto se iba secando lentamente y mi imaginación me hacia quitarme y ponerme las MVG casi de manera obsesiva. Imagino que todos esta actitud convulsiva productor de la inexperiencia me parecerá algún dia infantil. Y es que la infancia es la época más dulce y simpática. A las 17:00 corría mi hijo mayor de 5 años los 1000m. Algo que terminó provocándome casi un trauma porque era tal la cantidad de niños que corrían y los padres que los buscaban en la meta que estuve casi media hora buscándolo. No se si los que no son padres pueden imaginarse como es perder un chiquillo en medio del tumulto. Finalmente apareció. Pero me dejó en tal estado de stres que incluso pensé en quedarme en casa y terminar con la dichosa carrera nocturna. No cuento esta anécdota para ganar el premio principe de asturias de la chapa, sino más bien porque creo que forma parte del cumulo místico de circunstancias que se dieron. A así, dejé a los peques en casa, me vestí con el poco glamour de las prisas y los nervios y salí trotando con las MVG y una mochila hacia la salida.
Como buen principiante que no tiene plena confianza en sus recursos caliento con zapas y hasta la típica espera impaciente al pistoletazo no me las quito y las meto en la mochila. De momento me parece un poco engorro logístico pero prefiero llegar a meta con las zapas a mano y calzarme enseguida. Tampoco sé como de maltrecho voy a llegar y no me puedo imaginar ir hasta los vestuarios arrastrando carne viva por los adoquines. PISTOLETAZO!. El grupo se agolpa instintivamente y vamos avanzando muy lentamente. Empiezo a escuchar algunos comentarios muy muy típicos, el rey de todos: "qué frío la virgen santa de la macarena" (por supuesto en dialecto alemán, al menos eso me pareció entender). Muchos corredores se ponen a trotar a unos 12:00min/km. Pasamos la linea de salida y nos vamos poniendo en marcha. El primer tramo es el único con los adoquines típicos de ciudad antigua. Como sé que todo el resto de la carrera es en asfalto y todavia vamos lentos intento disfrutarlos y concentrarme bien. Las primeras sensaciones fueron excelentes. Esa mezcla de adrenalina y concentración es siempre hipnótica. Tras 300m llegamos a la calle principal por la que pasaremos tres veces y donde se encuentra la meta. Es una calle ancha que la iluminación navideña y la cantidad de público atípica de las carreras populares (al menos por aquí) le dio un toque espectacular que yo no había vivido hasta ahora. Adelanto de un pequeño pelotón y me quedo en una zona más despejada para poder ir inspeccionando el suelo. A partir de aquí el murmullo de la gente es prácticamente constante (Barfuss!, Barfuss! [descalzo]). Imagino que a la gente le cuesta entender el porqué de todo esto. Voy avanzando mientras hago balance continuo de la situación. En el primer km ya voy notando la ampolla en la almohadilla del pié derecho que siempre me ha molestado tras los entrenamientos. Mmm, no flaqueo, pero me pone un poco alerta. Mientras tanto sigo avanzando, adelantando amortiguados (jeje, perdón, se me ha escapado) y disfrutando mucho de las sensaciones. Como es una carrera que organiza mi Club voy saludando a muchos conocidos que están ayudando en la organización. Muchos de ellos ya sabían que me falta un tornillo y me animan calurosamente. Voy subiendo el puente a mitad de la primera vuelta (son dos) y ya se me han olvidado las molestias de la ampolla. De aquí en adelante no pensaré más en la planta de los pies ni en mi capacidad de conseguirlo. Es más, empiezo a concentrarme en la respiración. Pensé que iría aeróbico todo el rato pero antes de terminar la primera vuelta me doy cuenta que voy a terminar algo "enlactado", cosa no me disgusta sino todo lo contrario. El puente está algo más oscuro y la luz es mas oblicua. Eso es bueno para ver mejor cristales porque brilla. Me extraño saltear tantos trozos de cristales hasta que me di cuenta que en realidad eran escupitajos de los corredores (qué pocos modales, por dios). Llevo un auricular mono como aquel legendario de los abuelos del parque que escuchaban el fútbol mientras paseaban con la señora los domingos por la tarde. Por el auricular solo se escucha un metrónomo a 180 pulsaciones por minuto. Es la primera vez que llevo la cadencia en competición. Pensé que me ayudaría a concentrarme o al menos a pensar más en la técnica y menos en las adversidades. De todas formas me doy cuenta que mi cuerpo me pide una cadencia algo más rápida y tengo que ir amoldando mi paso todo el rato a los 180ppm. Entro de nuevo en la calle principal y la aglomeración ya está bastante diluida. Eso me da todavía más la sensación de estar en un escaparate de bichos raros. De todas formas sigo concentrado y con la vista al frente, vamos, con dignidad y orgullo. Al final de la primera vuelta miro el reloj para cotejar el ritmo y veo 3:50min/km, lo cual me sorprende y no. El final de la vuelta es ligeramente cuesta abajo y es normal terminarla algo más vivo. Pero eso también significaba que estaba corriendo entre 4:30 y 4:00 cosa que ni tenía pensado hacer ni me parecía estar haciendo semejante esfuerzo. Hasta ahora no había mirado el reloj ni lo volvería hacer. No hubo ni un momento de la carrera donde controlara las pulsaciones. Una única vez use el reloj y tampoco me reveló algo que realmente me importara. Eso ahora lo veo también como un gran cambio de actitud por mi parte. Sigo adelantando a corredores y manteniendo el ritmo y disfrutando de las luces, el público, el suelo, y de la certeza de que terminaré la carrera descalzo y bien. Mas tarde, analizando la información que te ofrece la web de la organización, vi que salí en el puesto 240 de mi categoría, iría el 125 en la primera vuelta y entraría el 80. Es decir, que adelanté en total 160 pares de zapatillas... a 180€ más o menos... unooos 28800€ que fuí dejando atrás
. La segunda vuelta fué sin muchos mas incidentes que ir esquivando escupitajos y saludando a los conocidos del club. Los comentarios, al igual que mi velocidad, se fueron acentuaron en la recta final done ya sin congestiones solo quedaba rematar la faena entrando en meta con fuerza y sonriente, así, como hay que entrar en el Olimpo personal de cada uno. Reconozco que tuve un momento de flaqueza donde pensé que sprinté demasiado pronto pero luego me di cuenta de que tiene que tenía que ser así, que no había mejor broche para una noche mágica que oler el ácido láctico mientras se acerca desde lo lejos el arco de meta. Y fue así como prácticamente ausente a los último comentarios de provocación, sorpresa, admiración o yo que se entré en meta, a mi juicio intacto, sabiendo que ya nada volvería a ser igual. Por delante me quedan muchos pasos al frente y otros muchos atrás. Pero el recuerdo de una noche mágica me lo guardo donde ninguna desilusión me lo quite.
No tengo ampollas, ni los gemelos cargados. Recuerdo algo de flato en el último km y algunas molestias en el aquiles izquierdo después de la carrera que desapareció pronto. Alguién me puede explicar algo. No entiendo nada. Prácticamente como si llevara tres días sin correr exceptuando unas ligeras agujetas en el abdominal, pero nada que no se solucione con un poco de paleotraining (eh, alcalvete
?).
Sin animo de ser triunfalista ni ultraromántico espero que esta larga historia motive a todo aquel que está embarcado en esta gran aventura que es el descalzismo de la misma manera que tantas historias me han hecho llegar hasta aquí con más ganas, si cabe, que cuando empecé.
VALE | joseja
?