- 17 Ene 2015, 13:06
#27979
¡Buenas! Empiezo este diario esperando contribuir a esta comunidad que tanto me ha ayudado en estos primeros pasos y deseando compartir experiencias con otros foreros. Más que un diario detallado de mi transición, creo que será más útil ir comentando cómo me va, los problemas que me surgen, las satisfacciones y decepciones, etc. Mi presentación está aquí.
Mi plan de transición es correr lo más minimalista posible, empezando con unos pocos cientos de metros e incrementando un 10% cada semana la distancia recorrida cada día. Así, la transición la empecé a mediados de octubre de 2014, y actualmente – tres meses después – estoy realizando 3,5 km.
Empecé corriendo minimalista exclusivamente descalzo. Esta distancia la descontaba en principio de los kilómetros realizados con las amortiguadas (7-10 km cada vez), quitándome las zapatillas en el último tramo de la salida. Pero a partir de los 2,5 km aproximadamente (a principios de diciembre), decidí dejar las zapatillas y hacer únicamente la distancia que había planificado descalzo. El placer de hacer los últimos kilómetros descalzo y la tortura de los kilómetros previos esperando a quitarme las zapatillas me llevaron a tomar esta decisión, a pesar de renunciar a las distancias que estaba haciendo. Al hacer natación dos o tres veces por semana pensé que no tendría mucho bajón de forma.
Una segunda novedad en la transición fueron la introducción de unas huaraches (Pies Sucios Simna 2.0, de las que había leído muy buenas referencias) para alternar con el descalzismo. Además, las cogí en un momento oportuno porque de correr descalzo tres veces a la semana estaba empezando a tener molestias en la base del quinto metatarso de un pie y había empezado a ralentizar el ritmo de la transición.
El estreno de las huaraches fue algo agridulce. Aunque el pie seguía moviéndose libre y ya no notaba ninguna molestia en el metatarso, no terminaba de ser capaz de aplicar la técnica que había estado desarrollando descalzo. El terrible chancleteo de ese primer día me llevó a forzar, causándome una ligera sobrecarga, los gemelos y sóleos para reducir el ruido, en parte por comentarios que había leído de que, cuanto menos chancleteen, mejor es la técnica. Tras ese día llegué a la conclusión de que lo mejor es seguir corriendo con la técnica que había adquirido descalzo (pies relajados y rodillas flexionadas, espalda recta y relajada, zancada corta y cadencia alta, etc.) y dejar que las huaraches se vayan adaptando al pie (las Simna dicen que tardan unos 30 km). Las siguientes sesiones, menos pendiente del ruido, fueron mucho mejor.
Y en éstas estoy por ahora. Sigo con el incremento de un 10% a la semana, alternando el correr descalzo (para pulir y mantener la técnica y curtir los pies) y con huaraches (para aumentar kilómetros sin las limitaciones del pie descalzo). A este paso - y si no hay problemas - a finales de marzo podría estar corriendo unos 10 km en cada salida y empezaría a participar en carreras populares cortas.
Mi plan de transición es correr lo más minimalista posible, empezando con unos pocos cientos de metros e incrementando un 10% cada semana la distancia recorrida cada día. Así, la transición la empecé a mediados de octubre de 2014, y actualmente – tres meses después – estoy realizando 3,5 km.
Empecé corriendo minimalista exclusivamente descalzo. Esta distancia la descontaba en principio de los kilómetros realizados con las amortiguadas (7-10 km cada vez), quitándome las zapatillas en el último tramo de la salida. Pero a partir de los 2,5 km aproximadamente (a principios de diciembre), decidí dejar las zapatillas y hacer únicamente la distancia que había planificado descalzo. El placer de hacer los últimos kilómetros descalzo y la tortura de los kilómetros previos esperando a quitarme las zapatillas me llevaron a tomar esta decisión, a pesar de renunciar a las distancias que estaba haciendo. Al hacer natación dos o tres veces por semana pensé que no tendría mucho bajón de forma.
Una segunda novedad en la transición fueron la introducción de unas huaraches (Pies Sucios Simna 2.0, de las que había leído muy buenas referencias) para alternar con el descalzismo. Además, las cogí en un momento oportuno porque de correr descalzo tres veces a la semana estaba empezando a tener molestias en la base del quinto metatarso de un pie y había empezado a ralentizar el ritmo de la transición.
El estreno de las huaraches fue algo agridulce. Aunque el pie seguía moviéndose libre y ya no notaba ninguna molestia en el metatarso, no terminaba de ser capaz de aplicar la técnica que había estado desarrollando descalzo. El terrible chancleteo de ese primer día me llevó a forzar, causándome una ligera sobrecarga, los gemelos y sóleos para reducir el ruido, en parte por comentarios que había leído de que, cuanto menos chancleteen, mejor es la técnica. Tras ese día llegué a la conclusión de que lo mejor es seguir corriendo con la técnica que había adquirido descalzo (pies relajados y rodillas flexionadas, espalda recta y relajada, zancada corta y cadencia alta, etc.) y dejar que las huaraches se vayan adaptando al pie (las Simna dicen que tardan unos 30 km). Las siguientes sesiones, menos pendiente del ruido, fueron mucho mejor.
Y en éstas estoy por ahora. Sigo con el incremento de un 10% a la semana, alternando el correr descalzo (para pulir y mantener la técnica y curtir los pies) y con huaraches (para aumentar kilómetros sin las limitaciones del pie descalzo). A este paso - y si no hay problemas - a finales de marzo podría estar corriendo unos 10 km en cada salida y empezaría a participar en carreras populares cortas.