Experimentando: Entreno en ayunas y migraña
Este fin de semana he llevado a cabo un experimento que involucra entrenamiento, alimentación y dolor de cabeza.
Antecedentes
Padezco dolores de cabeza de tipo migrañoso desde pequeña. A lo largo de los años he tenido épocas mejores y peores, me han visitado diferentes neurólogos y me he sometido a diversos tratamientos farmacológicos, todos ellos sin resultado y algunos con indeseables efectos secundarios. El dolor habitualmente no responde a ningún tipo de analgésico, ni general (AINEs) ni específico (triptanes), por lo que hace algún tiempo decidí que no me merecía la pena tomar ningún medicamento para el dolor.
Desde hace unos meses mis ataques de migraña son menos frecuentes y, curiosamente, esto ha coincidido con el cambio de dieta. Puede que se trate de una simple coincidencia, aunque yo no lo creo. El tiempo dirá si la situación se prolonga. Sin embargo, este fin de semana he tenido uno de esos ataques de migraña de los que hacía tiempo no era víctima. El dolor se prolongó del viernes al domingo y, en esta ocasión, decidí probar algo diferente.
Fundamentación
Hace un tiempo me llegó información sobre el tratamiento de la epilepsia con dietas de tipo cetogénico. Parece ser que a principios del siglo XX era un tratamiento recomendado y en la actualidad se han realizado varios estudios con buenos resultados en pacientes con epilepsia que no respondían a ningún tratamiento farmacológico.
Por otro lado, algunos tratamientos para la migraña consisten en administrar medicación inicialmente pensada para la epilepsia como, por ejemplo, el valproato sódico. Los científicos no saben exactamente por qué estos medicamentos funcionan, al menos en algunas personas, contra la migraña pero dada la asociación entre la ingesta del medicamento y la disminución de los episodios migrañosos se han convertido en una opción terapéutica.
Basándome en esta asociación entre migraña y epilepsia pensé que podría hacer un experimento usando dieta y ejercicio para tratar de llegar a entrar en cetosis y así conseguir alguna mejora en el ataque de migraña de este fin de semana.
Experimento
La idea era forzar una situación de cetosis moderada mediante el ejercicio en ayunas. Como ya llevo un tiempo con la dieta paleolítica y he hecho algunos entrenamientos en ayunas pensé que no sería un gran problema para mi organismo. En el peor de los casos acabaría cansada y con el mismo dolor de cabeza. Así que hice lo siguiente:
- Mi última comida del sábado acabó a las 18:00 horas. Esa comida no contuvo carbohidratos de absorción rápida y sí que hubo verduras pero no frutas.
- El domingo por la mañana fui a correr en ayunas. Hice 9,5 Km suaves con tres series intercaladas de 1 Km más rápido. En las dos primeras series fui a un ritmo de 5:15 el Km, ritmo que para mí es muy rápido. En la última traté de ir algo más rápido y me salió un ritmo de 4:45 el Km. Sorprendentemente me sentí con mucha energía mientras corría y el dolor de cabeza disminuyó, aunque no desapareció.
- Cuando acabé de correr me duché, estiré y prolongué un rato más el momento de la comida.
- Finalmente comí a las 13:00 horas. Suelo beber zumo y comer fruta después de correr pero esta vez evité esos alimentos. No fue un esfuerzo hacerlo ya que pensar en comida dulce me producía rechazo.
- La comida consistió en un puñado de anacardos crudos, un plato de sopa de verduras (calabaza, nabo, pimiento verde y puerro, creo recordar) y atún al horno con espinacas y champiñones.
- El resultado fue que el dolor de cabeza disminuyó a lo largo del día. Por la noche ya estaba mucho mejor y entonces sí que me apeteció tomar algo de fruta, cosa que hice (pasas y nueces).
Al día siguiente el dolor había desaparecido del todo.
Conclusión
No se pueden sacar conclusiones generales de mi experiencia pero para mí es un buen comienzo para seguir aprendiendo sobre el mejor modo de tratarme las migrañas.
Es posible que el dolor se hubiese marchado igualmente aún sin correr en ayunas pero tengo mis dudas. Tal y como me dolía y basándome en experiencias pasadas lo habitual hubiese sido que el dolor hubiese permanecido un mínimo de 2 días más, algo que no sucedió.
Una cosa que sí comprobé es que correr en ayunas (19 horas) no afectó de manera significativa a mi rendimiento físico ni mental a pesar de lo que se suele leer sobre los tan temidos bajones de azúcar. Al contrario, me sentía llena de vitalidad. Pero soy consciente de que se trata de una percepción subjetiva.
No pretendo llevar una dieta cetogénica, de hecho en la dieta paleolítica se toman muchos carbohidratos aunque de absorción lenta (verduras y frutas), pero creo que el
intermittent fasting (ayuno intermitente) combinado con ejercicio puede aportarme beneficios no sólo en el rendimiento sino también en el control de las migrañas.