Este año -2014- he vuelto a correr las Ruta Carlos III, 24 meses he tardado en volver en participar, y es que en los últimos años pocas son las pruebas que me han despertado la motivación suficiente como para madrugar un domingo y dar lo máximo de lo que soy capaz. Son tanta las cuestiones que he intentado e intento abordar, que correr se mezcla con todas ellas y no siempre se le puede dedicar la atención necesaria, por lo que las posibilidades de alcanzar la meta fijada se diluye en la misma proporción que cosas tengo en la cabeza. Y aunque en esta ocasión no andaba en busca de mi máximo rival:

«El que vence a otro es fuerte, pero el que se vence a sí mismo es poderoso»

Lao Tse

el objetivo final -Maratón Sevilla Sub3h- bien que merece correr desde la Luisiana hasta Écija para que el entrenamiento para la citada cita sea lo más completo posible.
No andaba, como digo, con esa chispa anhelada, por lo que poco tengo que contar de la carrera en si. El objetivo era entrenar a ritmo de 4’10””-4’15”/km con las pulsaciones controladas, en torno a las 160, completando el entrenamiento con 30 minutos previos de carrera continua.

corriendo en chanclas Ruta carlos III 2014
Salí de los últimos, con mis mallas nuevas de los queridos reyes magos, mis sandalias Pies Sucios Simna -con más de 2000 kilómetros- y con la camiseta azul de ZaMi. La prueba ha dejado de ser popular, para convertirse en muy popular. Este año participaba 1700 corredores, una cifra muy importante al tratarse de una carrera de pueblo, por lo que salir de los últimos me impidió coger el ritmo deseado durante los primeros tres kilómetros. Después fui marcando los pasos, pero fui incapaz de mantener un ritmo constante, a veces marcaba un kilómetro a 4’ y otras a 4’20” y tampoco quería apretar, mi objetivo era otro distinto y la experiencia de años atrás me aconsejaba no hacerlo.
El hecho de salí en la cola de la carrera me permitió ir adelantando corredores y analizar fugazmente la técnica de carrera que utilizaban. Algunos corría con buen ritmo, pero con una técnica tan mala que a la larga les pasaba factura. En varias ocasiones, estuve detrás de algunos de ellos y en todas fueron quedándose atrás. Es muy difícil mantener el ritmo que querían llevar con ese requisito muscular tan grande. La exigencia al cuerpo es extrema y muchos no lo pueden aguantar, además de acabar machacados y con alto riesgo de lesiones.
Por el kilómetro 21 me sorprendí, delante ví a un corredor con una técnica de carrera muy buena, pero no sabía quién era. Más cerca observé que llevaba las Vibram Five Fingers Bikila y una camiseta muy familiar. Se trata de las primeras camisetas que hicimos entre ZaMi, Correrdescalzos.es y Pies Sucios. En la parte delantera lleva la zapatilla con la pluma de ZaMi, y en la trasera el bonito mensaje ¡Simplifícate!. Era Fran Serrano, un ilustre fisioterapeuta y nutricionista muy conocido por el gran mensaje que transmite y por los resultados que obtiene con sus pacientes.

Fran FiveFingers Bikila Ruta Carlos III
Quizás lo único a destacar de la carrera fue la gran cantidad de comentarios que recibí por el hecho de correr en sandalias. Me estraño que el barefoot/minimalismo sea tan desconocido a día de hoy, y también que, independientemente del tipo de comentario (los hubo para todos los gusto), todos hacían mención a que corría con unas chanclas. He de decir, que cada vez que escuchaba la palabra «chancla» para mi interior me decía ¡qué no son chanclas!, ¡qué son sandalias!
Acabé con un tiempo de 1h52min, a 4’19″/km según el tiempo oficial, según el oficioso de mi reloj a un segundo de diferencia, a 4’18».
Recalcar la gran organización de la prueba en todos los aspectos, incluido el autobús para llevar a los corredores desde Ecija a La Lusiana. Así da gusto participar en carreras populares.

Más fotografías en el

En 2011 también participé en esta carrera y también escribí una crónica que ahora reproduzco para el recuerdo:
“Otra carrera más”, con esta frase suelo acabar las carreras y con ésta comienzo la crónica de la Ruta Carlos III 2011.
Llegamos a La Luisiana a las 9:15, con mucho tiempo de antelación, ya que la salida fue a las 11h. Tras recoger los dorsales tomamos café (invitados todos por Luis Miguel) e intercambiamos impresiones de varios temas, mientras esperábamos la hora de cambiarnos y calentar. Siguiendo los consejos de algunos compañeros abandoné la idea de usar camiseta térmica bajo la camiseta de tirantes del club. La mañana estaba templada y hubiera sudado en exceso. El cielo estaba nublado con riesgo de lluvia, aunque de vez en cuando salía el sol.
Empecé a buen ritmo, a pesar del entreno del viernes no sentía las piernas pesadas. Fui de grupo en grupo hasta que alcancé uno con un buen número de corredores. Me acoplé y encontré a un claval con el que también corrí algunos kms en la carrera de los Chamuscaos. De vez en cuando hablábamos y me contó que venía del ciclismo, donde había llegado a campeón de Andalucía. Fueron pasando los kms y los relevos en la delantera del grupo. Sobre el km 3 pasamos por El Campillo y por el km 10 por Cañada del Rosal. En ambos pueblos un buen número de personas animaban a los corredores. Ya de camino a Écija ocurrió algo insólito, no por le hecho en sí, sino porque nunca antes lo había presenciado en directo. Uno de los corredores, tras exclamar un ¡mierda! salió de la calzada. Cuando me volví para ver lo que ocurría, nunca pensé que ese ¡mierda! llegará a ser tan explícito, ¡se iba de varetas!. Se bajó las mallas deportivas y a plena luz del día y sin apenas parapeto hizo lo que todos cuando aquello aprieta. A partir del km 15 el grupo de rompió. No fue una rotura total, sino que algunos corredores tiraron y los demás nos íbamos quedando atrás poco a poco. Yo me quede con el ciclista, las fuerzas me iban menguando y el dolor en los metatarsos ya eran significante. No pude seguir a la cabeza del grupo.
Siempre antes de una carrera está la duda del tipo de zapatillas a usar. Está vez elegí las Adizero Pr, y aunque el modelo original dista bien poco del usado, la zona de los metatarsos sigue siendo la misma en lo referente al grosor del acorchamiento/amortiguación. Creía que podía correr una carrera de casi 26km con ellas, pero me equivoque. Mi técnica de carrera no es todo lo buena que debiera ser, piso adelantado en exceso y esto me produjó ampollas, y con ellas el dolor y la inseguridad.
Con todo esto en mi cabeza, tuve que tirar de mantras y rescatar las pensamientos positivos. Había dejado de disfrutar de la carrera y deseaba llegar al ansiado km de la cuesta abajo. Ésta llegó en el km 22 y sin pensármelo dos veces baje como alma que lleva al diablo.
Al llegar a Écija me esperaba una última prueba, los adoquines. Si compañeros con sus gruesas zapatillas se quejaban de este tapiz, en mi caso no fue menos. La ampolla del pie derecho reventó y fue un alivio, pues desapareció la sensación de “patinaje”. Ahora la pregunta era, ¿el líquido que siento es agua o sangre?
Los últimos kms por Écija estaba realmente cansado; me adelantó el compañero ciclista con un “vaya tío como has bajado” y algún que otro corredor. Al acabar, exhausto y casi sin poder andar, sólo reinaba en mi cabeza la gran cita de la maratón.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.