Cuando empecé con el minimalismo era muy difícil encontrar zapatillas que se adaptarán a lo que mis pies pedían a grito: Querían espacio, movimiento, vivir a la altura del suelo y sentir cada paso. La solución fue sencilla.
Empecé quitando todo los adornos superfluos que sobraban, la zapatilla pasó de ser un inglés engalanado con sus mejores prendas, a un indigente sin protección ni abrigo. Después le tocó el turno al tacón. Me preguntaba -si prácticamente no toco el suelo con el tacón, ¿por qué no lo corto?- y lo corté. Poco a poco, bajando el nivel, dejando que mi Aquiles y grastronémio recupera su extensión genuina. Por último, y en plena efervescencia carnicera, cortaba todo lo que no fuera realmente necesario: el sistema de control, la protección excesiva del antepié, el acolchado del tobillo,…hasta convertir la zapatilla en una minimalista 100%…… sin lastre.
Sentía orgullo de mi obra, ¡había creado una zapatilla destripando a otra! La pesaba y comprobaba con satisfacción como había perdido peso. Misión cumplida. Con el tiempo descubrir que no era el único «loco». Fue una sorpresa descubrir -hasta entonces desconocido para mí- que hasta el mismísimo Anton Kupricka lo hacía con sus nuevas New Balance MT10. Bueno, ya tenemos dos cosas en común, aparte del nombre, nos encanta tunear las zapatillas.

Por eso hoy, al ver la nueva Nike Air Pegasus en su 29ª edición, salé de mi interior mi vena más constructiva ¡Qué buenos filetes haría yo con ella!

zapatillas Nike Pegasus 29

Os dejo algunos de los ejemplos del pasado. Las Under Amour son de Galbert.

Kalenji Inspid Comp

Under Armour Mirage

Adidas Adizero PR

 

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